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  • Amai

Una ética para el Amor y la Felicidad

Sueño con un mundo donde las personas viven en completa consciencia, amor y coherencia, tomando sus decisiones desde la integridad personal. Esto, nos permitiría tener menos leyes y reglas, porque como dice Eckhart Tolle, sólo necesitamos unos pocos principios para orientarnos.


La autogestión, autonomía y el compromiso por el bienestar personal, social y colectivo serían posibles y naturales.


Favorecer el desarrollo de la espiritualidad por sobre la religión, entregándonos una Ética del Amor que nos devuelva el poder personal y el Derecho Divino del Libre Albedrío.


Si pudiera declarar algunos Principios Esenciales, serían:

· Amar a Dios/Consciencia Divina/Energía/Gran Espíritu/Vida/Amor (como cada quien quiera llamarle) por sobre todas las cosas.

· Amar a tus hermanos humanos y no humanos, como a ti mism@.

· En cada acto y decisión procura favorecer la alegría, la verdad y el amor.

· El Propósito Divino es la Felicidad.

· El Propósito Personal es la creación y experimentación de la propia vida en pos de la felicidad, desde el amor y la consciencia.


Podríamos pensar que estamos a años luz de vivir desde aquí como humanidad. Personalmente, creo que la humanidad no necesita cambiar de manera fundamental, sino madurar; crecer espiritual y emocionalmente. Creo que esto es posible y se hace más simple cuando nos damos cuenta de que la humanidad la conformamos tú y yo, tus amig@s, vecin@s, los míos y los suyos.


La humanidad es un grupo de personas, una comunidad, una familia, donde cada miembro tiene un nombre, una historia, sueños, caprichos y heridas.


Si la vulnerabilidad estuviera incluida en nuestra manera básica de relacionarnos, sería natural respetarnos, dejaríamos de competir y pelear porque dejaríamos de sentirnos atacados. Por ende, dejaríamos de defendernos y buscar aparentar lo que no somos.


Podríamos ser más empáticos, inclusivos y hasta sanaríamos más rápido nuestras heridas.


Como dice Neal Donald en su libro Conversaciones con Dios, podríamos terminar la destrucción de la naturaleza y las guerras ahora mismo, si fuéramos capaces de ponernos de a cuerdo en dejar de matarnos y empezar a cuidarnos. Para eso, es fundamental madurar, valorarnos y darnos cuenta de que todo el tiempo somos libres en tomar nuestras decisiones.


Se hace fundamental una educación que equilibre al ego y cultive el amor.





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